El conflicto suscitado entre Intercargo -la firma que presta servicios de rampa y traslado de equipajes en los aeropuertos, entre otros- con la línea aérea LAN, pone nuevamente sobre el tapete el amplio rango de maniobra que tiene el «poder militante» en las principales actividades y empresas del país.
Para algunos, la organización es un misterio, para otros, una suerte de gran «cuco».
Lo cierto es que «La Cámpora» ya nuclea a 60.000 personas, se hace presente en todos los actos de Cristina y -los integrantes de «más arriba»- son el brazo ejecutor del relato oficial en un gran abanico de compañías y organismos. (Ver nota: La Cámpora por dentro: así piensan, se organizan y manejan el día a día los «herederos K»).
«Dicen que los pibes se quieren meter en las empresas», aseguraba a modo de presagio un encumbrado ejecutivo, por allá por 2008.
Y estaba en lo cierto, ya que esta organización comenzó a esparcirse como reguero de pólvora en las compañías más importantes del país.
En poco tiempo fue consolidándose como el agente de presión estatal más relevante del kirchnerismo.
«Algunos pensaban que era un mito. Otros, una agrupación juvenil que iba a tratar de ganar en las universidades. Lo que nadie suponía es que iba a extender su presencia en las empresas del modo en que lo hizo», afirma un analista político.
«Hoy día -añade- nadie sabe cuál será el techo. Por el entramado que ha desarrollado, todo indica que el intervencionismo del kirchnerismo en las empresas está asegurado por unos cuantos años más».
Según fuentes que pidieron off the record, La Cámpora está presente en distintos tipos de firmas -públicas y privadas-, lo que le permite controlar o administrar (de modo directo o indirecto) una caja superior a los $41.000 millones.
Esto, potenciado por el envío de fondos públicos a muchas de ellas, como es el caso de Aerolíneas Argentinas, el Registro Nacional del Automotor, el Registro Nacional de Armas, el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur), la agencia de noticias Télam o Fabricaciones Militares, por citar sólo algunos pocos ejemplos.
En búsqueda de ahondar cómo se fue dando la expansión de La Cámpora en el mapa empresarial, iProfesional realizó un pormenorizado relevamiento.
Su gran irrupción tuvo lugar cuando El Gobierno K le asignó a la militancia la «misión» de ocupar sillas del directorio de las principales compañías del país, tras la estatización de las AFJP.
Cabe recordar que al pasar el régimen de jubilaciones a manos de la Anses, la administración kirchnerista se hizo de las carteras de acciones que hasta ese entonces eran manejadas por las administradoras privadas.
Esto habilitó al Ejecutivo a colocar a un integrante en más de una veintena de compañías en representación del Estado.
Este último participa en unas 42 empresas a través de la Anses y en 37 de ellas cuenta con más del 2% del capital (entre ellas el Grupo Clarín), cifra que habilita al Gobierno a tener fuerte ingerencia sobre las mismas y, llegado el caso, hasta remover al directorio.
Esto a partir, de la nueva ley del Mercado de Capitales, ya que sólo basta para ello una simple orden judicial en la que se argumente que se vulneran derechos del accionista minoritario.
Por lo pronto con el fin de las AFJP, la militancia K encontró «pista» para expandir su presencia, por ejemplo, en:
Telecom
Banco Macro
Galicia
BBVA Francés
Molinos
Petrobras
Consultatio
Gas Natural Ban
Transportadora Gas del Sur
Transener
Endesa Costanera
Camuzzi Gas Pampeana
Cresud
Aeropuertos Argentina 2000
En marzo de 2011, La Cámpora también sumó una presencia clave en Siderar, la siderúrgica del Grupo Techint, con la llegada de Axel Kicillof al directorio de la firma, en reemplazo de Aldo Ferrer.
Antes, en febrero, Iván Heyn (por entonces de 32 años, fallecido en diciembre de ese año) había desembarcado en el directorio de Aluar, el mayor fabricante de aluminio de la Argentina.
Esto, sin resignar la presidencia de Corporación Puerto Madero, firma que administra la zona inmobiliaria más cara de Capital Federal.
Tras el deceso de Heyn, su lugar quedó en poder de otra camporista: Paula Español.
Desembarco clave: la Inspección General de Justicia
Ya en mayo de 2012, el Gobierno colocó a otro militante de La Cámpora, Norberto Berner, en un puesto clave: como titular de la Inspección General de Justicia (IGJ).
Manejar este organismo resulta estratégico, ya que tiene entre otras funciones las de registrar y fiscalizar a las empresas constituidas en la Ciudad de Buenos Aires.
«Controlar la IGJ le permite a La Cámpora hacerse de información fundamental del sector privado. Puede acceder todos los balances y, a partir de estos datos, diseñar estrategias para profundizar la presencia del Gobierno en un determinado negocio», explica a iProfesional una fuente cercana al organismo.
En 2012, Berner quedó en el ojo de la polémica cuando -en pleno escándalo por el caso Ciccone- insólitamente emitió las circulares 1 y 4 para imponer el criterio de que cualquier interesado en obtener información del organismo debía antes demostrar su «interés legítimo» para acceder a esos datos.
Un año después, la Justicia admitió un amparo del legislador Ricardo Gil Lavedra y le ordenó a la IGJ levantar ese «cepo informativo», aunque para entonces Berner ya había asumido como secretario de Comunicaciones.
Ahora el organismo es conducido por Rodolfo Tailhade, si bien se encuentra bajo el «control virtual» de Analía Spatola, también camporista, aunque su currículum muestra que no es especialista en derecho societario ni tampoco trabajó en ese campo hasta su arribo a la IGJ.
Dominio en áreas tecnológicas
Berner pasó a encabezar la Secretaría de Comunicaciones (Secom) en abril de este año.
En simultáneo, otro camporista, Matías Bianchi Villeli, asumió la presidencia de Ar-Sat.
Ar-Sat es una «ficha clave» para el tablero K, ya que a partir de este pilar se desarrolla infraestructura de redes de fibra óptica en el país y se avanza en la iniciativa de constituir un nuevo prestador de telefonía celular.
La energía también suma presencia camporista
En julio de 2012, y mediante un coordinado movimiento de pinzas, La Cámpora se quedó con varios puestos clave en dos áreas energéticas (Cammesa y Enarsa) que habían estado bajo el dominio del ministro Julio De Vido.
En el caso de Cammesa -firma que administra nada menos que el mercado eléctrico y que posee participación mixta, estatal y privada- se registró un doble desembarco.
Por un lado, Juan Manuel Abud, hasta entonces vocal del Enre y hombre de confianza de Kicillof, se convirtió en el Gerente General de la compañía en reemplazo de Luis Beuret, cercano a De Vido.
Por otro, Paula Español, -la subsecretaria de Comercio Exterior, quien ocupa el lugar del fallecido Iván Heyn en empresas y organismos-, pasó a desempeñarse como encargada de la gerencia de Finanzas de Cammesa.
En tanto, en la empresa estatal Enarsa, el avance se concretó por dos vías. Tras desplazar al gerente de Finanzas, Ricardo Cabrera, Juan José Carbajales -que se había incorporado a la firma a fines de 2011- ascendió el año pasado al puesto de «vicepresidente ejecutivo».
En forma simultánea, se incorporó un nuevo timonel para el área de Tesorería: Jorge Seoane, también camporista, que reporta directamente a Carbajales.
Lo que entra y sale del país pasa por La Cámpora
En el negocio aeronáutico, la agrupación formada por Máximo Kirchner tiene amplio control sobre Aerolíneas Argentinas y Austral, como así también en varios aeropuertos del país.
Fuentes del sector señalaron que, por ejemplo, el de San Fernando estaría bajo «la mirada antenta» de la militancia.
En 2009, la organización colocó en el timón de Aerolíneas al binomio Recalde-Kicillof. Este último, luego ampliaría su rango de funciones al asumir como viceministro de Economía y sub interventor de YPF.
Según informaron fuentes a iProfesional, Kicillof es el que tiene el manejo del mediano y largo plazo de Aerolíneas, mientras que Recalde es el que se encargaría del «día a día».
Desde que La Cámpora ostenta el control de las compañías, el Estado tuvo que ayudar a Aerolíneas y Austral con la friolera suma de u$s3.500 millones y se estima que actualmente la firma tiene un rojo cercano a los $10 millones diarios.
Otro de los roles que el compete a la militancia es el de movilizar lo que entra y sale del país.
La Cámpora también posee el manejo de Intercargo, la empresa que se ocupa en todos los aeropuertos de la Argentina del traslado de equipajes y de la disposición de rampas para el descenso de los pasajeros, entre otras tareas.
Esta posición dominante, que le asegura el manejo de todo lo que sucede en las terminales (es decir lo que pasa fuera de los aviones) viene originando situaciones de extrema tensión con las distintas compañías.
Precisamente, ahora LAN ve jaqueada sus operaciones en el país, luego de que ORSNA, firma que controla un amigo personal de Axel Kicillof, intimara a la chilena a dejar su hangar en Aeroparque.
Su presidente es Gustavo Lipovich, un integrante de La Cámpora que responde a Mariano Recalde, titular de Aerolíneas Argentinas.
A través de ORSNA, Lipovich maneja una caja anual de más de $400 millones, aunque la dotación de empleados del ente es escasa.
Seguridad en los aeropuertos
Además del dominio de aéreas y su servicio de tierra, La Cámpora también pisa fuerte en el terreno de la seguridad en aeropuertos.
Su titular, Mariano Recalde, recientemente dio el visto bueno para que dicha prestación corra por cuenta de High Assistance Services SA (Hass), una firma afín a la agrupación.
Fuentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) aseguran que el negocio de la seguridad en terminales mueve unos $30 millones al mes.
La firma más grande es Seguridad Argentina, perteneciente al Grupo Securitas. Hass es la que sigue entre las 23 empresas del rubro en los aeropuertos.
Agencia de noticias
La Cámpora, como es de suponer, también maneja la agencia de noticias oficial Télam, a cargo de Santiago «Patucho» Alvarez, dirigente de la organización.
Recientemente, los conflictos internos afloraron por el tratamiento de la información dada en las elecciones primarias. Esto generó gran revuelo en la comisión interna de trabajadores, producto de cables que nunca salieron.
La cobertura electoral estuvo a cargo de Fabián «Conu» Rodríguez, también dirigente de La Cámpora, que responde a Alvarez, del mismo sector cristinista.
Banco Nación, Banco Central y hasta la Embajada en EE.UU.
La Cámpora también puso un pie en Nación Fideicomisos en 2012.
Así, y en cuestión de meses, acaparó la mayoría de los puestos clave en la entidad que -dentro del Grupo Nación- es la encargada de estructurar los fideicomisos con los que se han financiado las principales obras públicas de infraestructura.
Entre ellas, claro está, las llevadas a cabo por Aerolíneas Argentinas o Austral Construcciones.
De la información que Nación Fideicomisos entregó a la Comisión Nacional de Valores (CNV), surge que en esa entidad fueron reemplazados el gerente general, al gerente de Gestión y Control Interno, el de Análisis Legal y Fiscal, el Comercial y el de Operaciones.
En septiembre de 2012, Enrique Osvaldo Arceo entró al directorio del Banco Nación y fue nombrado presidente de Nación Fideicomisos. A los pocos meses, se sumó al directorio, Cecilia Fernández Bugna, también camporista.
Entre septiembre de 2012 y marzo pasado, los representantes de La Cámpora en el directorio de Nación Fideicomisos impulsaron el nombramiento de Fernando García Díaz como Gerente General y avanzaron en el reemplazo gerencial de la mayoría de las posiciones clave.
Pero no sólo en el Banco Nación está presente la militancia K. También Kicillof sumó protagonismo nada menos que en el Banco Central a partir de la designación Pablo Julio López como director de la entidad, un hombre muy cercano al joven viceministro.
En otro orden, resta mencionar el caso de Cecilia Nahón, quien en diciembre de 2012 sucedió a Jorge Arguello como embajadora argentina en los Estados Unidos.
Nahón, hasta ese momento Secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, fue militante de la agrupación «TNT» de la Facultad de Ciencias Económicas, cuyos referentes eran Kicillof y el fallecido Heyn.
Así se fue dando el desembarco y diseminando la presencia de la militancia kirchnerista en las distintas empresas y organismos del país. Es por eso que, más que nadie, pueden autodenominarse «los herederos» del proyecto K.
Fuente > http://www.iprofesional.com/notas/166511-Poder-militante-radiografa-de-La-Cmpora-y-su-presencia-en-las-principales-empresas-y-organismos-del-pas