Un motivo de obstrucción frecuente es por acumulación de cera en el oído (cerumen). Se puede producir por un aumento de la secreción de las glándulas ceruminosas, por estenosis del conducto o por abundantes pelos que dificultan la eliminación del cerumen. Se puede manifestar con picor (prurito), dolor (otodinia), acúfenos y una pérdida de la audición temporal.
Otra causa de obstrucción es por cuerpos extraños inorgánicos. Los niños pueden introducir en sus oídos toda clase de objetos (bolitas, semillas, telgopor, algodón, etc.). Esta clase de obstrucción se manifiesta con dolor (otodinia), otorrea (secreciones) y disminución de la audición (hipoacusia).
También insectos (cuerpos extraños orgánicos) pueden entrar en el canal auditivo y provocar los mismos síntomas que los cuerpos extraños inorgánicos, además de molestias por el movimiento del insecto.
Es conveniente que ante cualquiera de estos tipos de obstrucción se consulte a la brevedad a un otorrinolaringólogo, puesto que intentar sacar la obstrucción en casa puede empeorar el cuadro.