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miércoles, diciembre 11, 2024
José López tiene asistencia psiquiátrica y teme por su vida

José López tiene asistencia psiquiátrica y teme por su vida

El ex secretario de Obras Públicas, José López, es el nuevo arrepentido en la causa de los cuadernos de las coimas. Habló el viernes seis horas frente al fiscal Carlos Stornelli. Hasta ese momento, las revelaciones más impactantes sobre un caso que está haciendo temblar al poder político, el empresariado, a parte del Poder Judicial y al Senado de la Nación las había pronunciado el ex titular del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI), Claudio Uberti, el primer «imputado colaborador» que fue funcionario del gobierno de Cristina Kirchner.

A pesar de que los investigadores del expediente no revelan detalles de lo relatado por López, Clarín pudo reconstruir que el ex secretario de Obras Públicas realmente se convirtió en «arrepentido» porque habló, y mucho, frente a Stornelli.

López había sido citado en calidad de imputado en esta causa para que respondiera preguntas de las autoridades judiciales. Esa primera vez se negó a hacerlo. Pero días después, frente al fiscal, y junto a su abogado, el defensor oficial Gustavo Kollman, el segundo ex miembro del gobierno de los Kirchner que revela secretos de esta historia sorprendió a quienes llevan adelante esta pesquisa.

Habló de Cristina Kirchner, su jefa. También dio su versión de qué fue lo que pasó en aquella madrugada delirante en la que fue descubierto por la Policía Bonaerense intentando esconder seis bolsos con alrededor de nueve millones de dólares en un convento en General Rodríguez. Armado con un fusil. Y confesó que él mismo, siendo funcionario nacional de importancia, fue al mismo tiempo recaudador para el Gobierno K de millones en sobornos que le pagaban diversos empresarios de la construcción. Los nombres que dio se desconocen.

Se trata de un nuevo golpe que podría complicar la situación procesal de la principal imputada en el caso, la ex presidenta Cristina Kirchner.

Ante Stornelli, una especie de orfebre judicial de la palabra, López dijo que cumplió el rol de valijero, pero a una escala desconocida hasta el momento. Se quebró.

A pesar del hermetismo de los investigadores, era evidente que la declaración de López había sido muy importante.

La profundidad y la gravedad de los hechos confesados por López se transformaron en evidentes cuando se supo que Stornelli, junto al presidente del tribunal oral número 1, José Michellini, quien juzga al ex funcionario por enriquecimiento ilícito mientras él está preso con preventiva, aceptaron que quien manejó el dinero monumental de la obra pública K pase a formar parte del «Programa Nacional de Protección de Testigos», liderado por Juan José Benítez, secretario de política criminal del Ministerio de Justicia.

López dejó la cárcel de Ezeiza, lugar en el que pensó en solitario qué hacer desde cayó preso con los bolsos con dólares y su metralleta en General Rodríguez, hace ya más de dos años.

Cristina dijo que lo había «odiado» por ese hecho. Y hasta le pidió públicamente que dijera qué «empresarios» le habían pagado sobornos.

En su primera exposición pública en el juicio oral por su enriquecimiento ilícito, el ex secretario de Obras Públicas, tal vez dio la primera señal de que «cantaría» en la causa de los «cuadernos K». Dijo que el dinero que quiso esconder en un convento «era de personas de la política». Y aseguró que temía por la seguridad de su familia y por la suya propia.

Ahora está detenido en un lugar desconocido, protegido por el grupo del Servicio Penitenciario especializado en cuidar a testigos de importancia como él, llamado «Los Lobos».

López confesó que formó parte del sistema de recaudación ilegal que se repartía «para arriba» en base a diversas fuentes de ámbitos vinculados a esta causa. Las autoridades del caso se negaron a revelar cualquier tipo de detalle.

«Hizo aportes sustanciales», había contado con cuidado Stornelli a TN el viernes, y agregó: «Fue una conversación sincera».

Ahora, la confesión de López dichos deberá ser homologada -aceptada, en la jerga callejera y no jurídica-, por el juez que instruye la investigación, Claudio Bonadio, otro experimentado hombre de los tribunales que aun tampoco perdió la capacidad de asombro al escuchar «arrepentimientos» y detalles increíbles de una trama con final abierto y de consecuencias imprevisibles.

López admitió que él recaudó dinero de modo ilegal, entregado también de modo ilegal por directivos de empresas de primera línea.

Su testimonio podría ser el pilar de la causa de los «cuadernos K», que investiga si Cristina lideró una asociación ilícita dedicada a enriquecerse desde el Estado cobrándole coimas a empresarios de diferentes rubros.

Muchos de los empresarios ya se «arrepintieron» y admitieron que pagaron plata en negro, con excusas distintas. Serán procesados, adelantó Stornelli, pero podrían tener una condena reducida si se prueba que colaboraron en serio con la Justicia.

Falta la firma de Bonadio, pero López es, desde el viernes a la tarde, el primer ex funcionario nacional de relevancia, un ex Secretario de Estado, que aceptó en los tribunales que ese plan de acumulación de millones en efectivo, existió.

Se autoinculpó. Como mínimo, es lo que declaró. ¿Cómo máximo? Todo se conocerá. En medida. Y a su debido tiempo.

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