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El séptimo piso del hotel Lucerna de Culiacán es su templo. Allí, Diego Maradona, excepto por el tiempo que transcurre en las instalaciones del club para los entrenamientos, pasa las horas previas a su partido debut como entrenador de Dorados de Sinaloa frente a Cafetaleros de Tapachula, por la segunda división de México.
«Está obsesionado por empezar ganando», cuenta una fuente con acceso a la intimidad del Diez. El Gran Pez no suma victorias en el certamen, en seis encuentros (tres empates y tres caídas) y para el flamante entrenador es clave un triunfo ante otro de los colistas de la tabla de posiciones.
«Anoche no pudo dormir pensando en el partido», agrega la misma voz. El foco en las últimas horas de Maradona estuvo puesto en emplear de la mejor manera las herramientas con las que cuenta y analizar las virtudes y los defectos de Cafetaleros. En consecuencia, junto a Luis Islas, uno de sus ayudantes de campo, observó todos los partidos disputados por Dorados y también los del conjunto de Tapachula. Mientras, está en pleno proceso de entendimiento con el equipo de audiovisuales de su nuevo club, más allá de que estaba muy acostumbrado a la tarea que desarrollaba Bruno Maffoni, el analista con el que «jugaba de memoria» en Fujairah de Emiratos Árabes.
Maradona y su equipo también comenzaron a hacer «pequeños cambios» en la cultura del plantel. Por ejemplo, en la búsqueda de que el plantel pase «más tiempo como grupo» con pequeñas concentraciones. La intención que Dorados se desenvuelva con «el mismo profesionalismo que un equipo de la Liga». De ahí también el excéntrico pedido de que la delegación, cada vez que juegue como visitante, se traslade en vuelo chárter.
Por último, para llegar al corazón del grupo, Maradona apuntó a una conversación extensa con uno de los referentes de la plantilla. Se trata del arquero Gaspar Servio. «Ya lo conocía de verlo atajar en el fútbol argentino, pero por las referencias que les dieron los directivos y por lo que vio en estos días, se dio cuenta de que es un ejemplo para los compañeros, de que contagia. Entonces le habló a él para contarle lo que pretende del equipo y para que empuje desde lo anímico», le explicaron a Infobae los motivos de la charla.
A horas de su presentación en el banco de suplentes de Dorados, del inicio formal de su sexta experiencia como entrenador en su carrera, Maradona juega. «Diego está muy comprometido con Dorados. Y siente que le tiene que ir bien para después poder aspirar a dirigir un grande de América«, ofrece la fuente un pantallazo del pensamiento del director técnico.
He ahí la explicación del cambio de rol. A un costado, momentáneamente, el talento y la inventiva que lo llevaron a ganar un título del mundo o a ser reconocido como uno de los mejores futbolistas de la historia. En el buzo de entrenador, tatuada, la planificación casi obsesiva.
