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sábado, abril 20, 2024
Qué pasará con los plazos fijos si Argentina entra en default

Qué pasará con los plazos fijos si Argentina entra en default

Ante la posibilidad de que Argentina entre en default el 30 de julio, si no se llega a un acuerdo con los holdouts muchos se preguntan qué va a suceder con ciertas puntos de la actividad económica que tocan directamente el bolsillo de ciudadanos y empresarios.

Luego de que el juez Thomas Griesa desistiera de reponer el stay, comenzó a barajarse el escenario más temido y el que, hasta ese entonces, supuestamente era el de ocurrencia menos probable.

Un escenario que pasó a cobrar más relevancia cuando la Presidenta, en un durísimo discurso en contra de los fondos buitres, llevó la discusión al terreno de la semántica: «Quiero decirles que la Argentina no va a caer en default. Porque en default entran los que no pagan. Y Argentina pagó. Así que van a tener que inventar un nombre nuevo».

Y el mercado lo hizo. Según el consultor Salvador Di Stefano, a partir del anuncio del Gobierno, «comenzaron a utilizarse distintas terminologías para reflejarlo, desde ´default táctico´, hasta ´estratégico´», para luego advertir que, más allá de los nombres, «no deja de ser un default, que va a traer aparejadas implicancias negativas para la economía real».

Faltando pocos días para el 30 de julio, fecha límite para pagar a los bonistas reestructurados, la negociación con los holdouts sumó una dosis extra de dramatismo este jueves, cuando Daniel Pollack, el mediador que designó Griesa, informó que los representantes del Gobierno no accedieron a reunirse cara a cara con los litigantes.

Incluso, el Fondo NML, que dirige Paul Singer, advirtió en un comunicado que «la Argentina eligió ir la semana que viene al default», dado que los representantes volvieron a «negarse a negociar cualquier aspecto del litigio».

Si bien todos evitan hablar de una crisis de grandes proporciones -al tiempo que no se trazan paralelismos con el último gran default, que tuvo lugar hace más de una década-, el temor está puesto en las consecuencias que un escenario de esta naturaleza podría generar sobre el consumo, las empresas y el nivel de actividad.

Plazos fijos

El periodista económico Carlos Burgueño, autor del libro Los Buitres, sostuvo que los plazos fijos no tendrían que tener ningún cambio ni existe la posibilidad de un corralito como ocurrió en el default del 2001.

Claro que no habrá que esperar subsas en las tasas de interés en este tipo de inversión.

Recesión, inflación y escasez de dólares

En un duro editorial, el diario Financial Times advirtió que «no hay duda de que el impacto del default en la economía será fuerte, agravando la recesión, la inflación y la escasez de dólares. Y tal vez, incluso, desencadenando una segunda devaluación en el año».

Sin embargo, no todos coinciden con este pronóstico. Como Aldo Ferrer, economista cercano al entorno K, quien remarcó que «hay que abandonar esta idea de que si no hay arreglo se viene el mundo abajo. Y también la fantasía de que si Argentina cede, nos van a llenar de dólares y de inversiones».

En este grupo también se encolumna Agustín D’Atellis, referente de la agrupación «La Gran Makro», quien señaló que «es necesario quitar el fantasma que se intenta instalar de que pasado el mes de julio, si se da una situación de default técnico, va a venir un gran cimbronazo económico, porque no es cierto y no va a ocurrir».

«Yo no veo una catástrofe, como tampoco veo que si se arregla, la economía se recuperará. Bajarán un poco las reservas y habrá presiones cambiarias, pero no veo que sea como en 2001 cuando oficialmente declararon el default», argumentó, por su parte, el ex ministro de Economía Jorge Remes Lenicov.

Los empresarios están nerviosos

Preocupados por el posible impacto, de no arribarse a un consenso, desde el sector empresario comenzaron a elevar voces de alerta, especialmente de aquellos que tienen vínculos comerciales con el mundo, dado que un país que entre en default, por más que sea «técnico» o «transitorio», termina arrastrando a aquellas compañías que dependen del crédito externo o mueven su inventario en función de la cotización del dólar.

Al respecto, el gerente de la Cámara de Importadores de la Argentina, Miguel Ponce, advirtió que «un escenario de este tipo implica un agravamiento de la situación que vivimos hoy y mayores problemas para las firmas locales que hacen negocios con el mundo».

El primer inconveniente que observa el analista Eric Ritondale, de Econviews, es que, «hasta que se logre salir de la cesación de pagos, no van a llegar todos esos dólares que se esperaban conseguir por la vía financiera o a través de inversiones».

Según el experto, «de confirmarse el default, todavía resta ver durante cuánto tiempo se extenderá. Todo hace pensar que no irá más allá del primer trimestre de 2015. Pero lo que sí es seguro que, al menos durante lo que reste de 2014, el Gobierno deberá lidiar con la escasez de divisas».

Bajo su visión, «esto generará que se intente, por todos los medios, cuidar al máximo los dólares que hay en la economía. Y esto seguramente implicará crecientes restricciones a la entrega de divisas para hacer frente a importaciones».

Menos crédito externo y más caro

Remes Lenicov, advirtió que, en una instancia como la que enfrenta la Argentina, «las calificadoras de riesgo nos bajarán la nota».

Y una desmejora de la reputación del país es una mala noticia para todas las empresas vinculadas con el comercio internacional.

El economista Carlos Ponce advirtió que «hoy ninguna empresa relacionada con el comercio exterior puede trabajar sin financiamiento. Es imposible. Usualmente el crédito lo da el proveedor de afuera. Y las condiciones en que se dan estos créditos están vinculadas con el nivel de confianza en el que se apoya un país. Con default, se endurecen estas condiciones y esto va a perjudicar a las empresas argentinas».

Además brindó un caso concreto para graficar el impacto de una medida de esta naturaleza: «Una autopartista de Rosario, por ejemplo, que importa componentes desde China o Brasil, si antes tenía 120 días para pagar, pasaría a tener que abonar todo el embarque cash o, lo que es peor, por adelantado. Es decir, que su proveedor no iniciará la fabricación hasta que esta firma argentina le envíe todo el dinero vía transacción bancaria».

El encarecimiento del crédito también repercutiría entre las firmas exportadoras.

La brecha cambiaria

Paralelamente, el hecho de que la Argentina entre en cesación de pagos, empeoraría las perspectivas cambiarias, una variable sensible para las firmas importadoras.

Una semana atrás, cuando el mercado daba por hecho que el juez Griesa repondría el stay y cobraba fuerza un escenario en el cual el Gobierno terminaría arreglando con los holdouts, las proyecciones sobre el dólar eran más alentadoras que ahora.

Bajo este supuesto, desde Econviews barajaban la posibilidad de que, hacia el último trimestre del año, la brecha cambiaria podría experimentar una importante baja y pasar del 55% actual al 20%, «debido a una mejora importante de las expectativas».

Sin embargo, la posibilidad de que se ingrese en el temido camino del default, echó por tierra todas las proyecciones.

«Con este nuevo escenario, el mercado ahora prevé un dólar oficial cercano a los $10 y un gap respecto del paralelo bastante mayor al 50%, al menos hasta que se salga de esta situación», apuntó Ritondale.

Para Ponce, «una brecha cambiaria en ascenso es la peor noticia para el sector empresario en general y para el importador en particular».

«Cualquier nivel por encima del 50% hace absolutamente difícil planificar la producción y anticipar los costos de reposición de insumos. Esto es grave considerando que un altísimo porcentaje de las importaciones tienen como destino diferentes procesos productivos», acotó el directivo.


Fuente: http://www.diariouno.com.ar/economia/Que-va-a-pasar-con-los-plazos-fijos-si-Argentina-entra-en-default-20140725-0050.html

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