Cristina Kirchner pone en juego todo su poder en la recta final de la era K

Cristina Kirchner pone en juego todo su poder en la recta final de la era K

Se define el Congreso que acompañará los últimos dos años de la Presidenta. Además, Scioli, Massa, Macri, Cobos, Carrió y Binner empiezan a jugar a fondo sus ambiciones presidenciales para el 2015.

En una jornada clave para el escenario político nacional de los próximos dos años, los 127 diputados y 24 senadores que serán electos el domingo dejarán configurado no solo el Congreso que acompañará el último tramo del mandato de Cristina Fernández de Kirchner, sino también el curso que tomará la carrera presidencial hacia 2015. El trazo grueso de ese esquema comenzó a entreverse tras la elección primaria de agosto, cuando el tigrense Sergio Massa se confirmó como la revelación electoral, frente a un oficialismo que debió asimilar una derrota no tan profunda en términos de aspiraciones legislativas como extensa a nivel territorial.

La boleta de Martín Insaurralde no logró entonces, y tampoco lo haría esta vez según indican las últimas encuestas, dominar en las urnas bonaerenses. Circunstancias que, además, valieron para el resto de los distritos electoralmente más importantes. A pesar de ello, el Frente para la Victoria lograría este domingo retener –siempre junto a sus aliados– un ajustado control del Parlamento, dado que defiende su pobre elección de 2009, cuando en la provincia de Buenos Aires y con Néstor Kirchner de candidato, apenas logró el 32% de los votos. Con que Insaurralde empate esos guarismos, las 12 bancas bonaerenses que pone en juego el Frente para la Victoria quedarán aseguradas.

Sin embargo, la permanente amenaza de fugas desde el kirchnerismo hacia el massismo que surgió en agosto no muestra intenciones de desaparecer en el corto plazo. Massa, que ya está mirando más allá del Congreso, trabaja junto a sus diputados para acrecentarla.

Fue, además, durante la campaña que termina hoy, cuando el tigrense y su competidor político más directo dentro del peronismo se vieron por primera vez frente a frente. El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, se erigió en las últimas semanas como una de las figuras insoslayables dentro del oficialismo y se puso al hombro la campaña de Insaurralde.

Si bien fueron varias las circunstancias que contribuyeron a la centralidad que adquirió el ex motonauta, una de ellas fue forzosa y configuró un escenario político atípico en la antesala de una elección nacional: el absoluto reposo médico que Cristina Fernández de Kirchner viene manteniendo desde hace veinte días le dejó la cancha libre al gobernador y lo terminó de reconciliar públicamente con dirigentes oficialistas que, en privado, todavía lo defenestran.
Pero la componenda con Scioli no fue el único efecto post derrota oficialista en las primarias. El impacto que tuvo en el Gobierno ese resultado electoral lo impulsó a algunos cambios políticos, económicos y hasta de estrategia comunicacional, que podrían replicarse o profundizarse en las semanas que quedan hasta fin de año. De las modificaciones que se avizoran en despachos oficiales, la más escuchada es un recambio de gabinete que haga desembarcar al entrerriano Sergio Urribarri en Balcarce 50. El gobernador es, además, otro de los auto-inscriptos en la carrera presidencial. Además, las ya notorias peleas internas en el equipo económico hacen que varios dirigentes de primera línea del kirchnerismo no descarten modificaciones en algunas políticas que hasta hace pocos días el Gobierno defendió con fuerza, como el esquema de subsidios y el cepo al dólar.

Con todas estas piezas a la vista, y ya en términos de estrategia política, el objetivo de máxima para el kirchnerismo en esta elección será reducir cuanto sea posible la diferencia de cinco puntos que Massa consiguió en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). La gran expectativa que generó el intendente de Tigre tras esa elección le permitiría al oficialismo mostrar con agrado una diferencia exigua entre el ex jefe de Gabinete de Cristina y el hasta hace poco desconocido Insaurralde. Pero, conocedores de las dificultades de salir airosos de la contienda, los kirchneristas también tienen una aspiración de mínima: que el tigrense no consiga estirar la brecha a los dos dígitos. Finalmente, cualquier resultado en el medio de esos dos extremos será considerado aceptable.

Pero el Frente Renovador no será el único desafío con el que el kirchnerismo deberá lidiar en los tiempos que vienen. Si bien el resultado en la provincia de Buenos Aires, donde votan cuatro de cada diez argentinos, dominará la lectura política de cara a 2015, mandatarios de otros distritos con peso en el mapa electoral procurarán desviar la atención de Massa y atraer los flashes hacia sus propias ambiciones presidenciales. Será el caso de Mauricio Macri y Elisa Carrió en la Ciudad de Buenos Aires; Hermes Binner en Santa Fe; José Manuel de la Sota en Córdoba y Julio Cobos en Mendoza. Varios de ellos, además, compartirán tiempo y espacio en la Cámara de Diputados.

El PRO, todo indica, conseguirá por primera vez representación en el Senado de la mano de Gabriela Michetti, quien además le asegurará a Macri retener el dominio político en su distrito, como plataforma para el salto nacional. Disputándole directamente el territorio, Carrió se prepara para protagonizar una resurrección política impensada y, ya avisó, disputar la candidatura presidencial del centroizquierda en dos años. Aseguró que irá a una interna, rescatando lo que fue la experiencia porteña de UNEN en agosto.

Enfrente tendrá, si los cálculos no fallan, a Cobos y Binner. El mendocino buscará revalidar el triunfo arrasador que consiguió en las elecciones primarias y que lo dejó en un lugar inmejorable frente al resto de los radicales que alguna vez mostraron intenciones, como Ricardo Alfonsín o Ernesto Sanz. El santafesino, que logró guarismos igual de demoledores en agosto, también llegará al Congreso con la mira en 2015.

En Córdoba, De la Sota juega a su delfín Juan Schiaretti, que en agosto se quedó con el 30% de los votos. Para las aspiraciones nacionales del gobernador mediterráneo, diez puntos extra no vendrían mal. Contundencia es lo que buscan este domingo los presidenciables.

Post: Pablo– Fuente: LT 10

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