Un vecino declaró que el detenido por el asesinato de Sheila había sido acusado ante los vecinos por su pareja, ahora también detenida, de haber abusado de una nena suya.
El fiscal Gustavo Carracedo, que investiga el homicidio, agravado por violencia de género, de la niña Sheila Ayala, solicitó al juez de la causa, Mariano Grammático, que «convierta en detención la aprehensión» de Fabián Ezequiel González Rojas y Leonela Abigail Ayala dado que existen «elementos suficientes» como para acusarlos como co-autores del hecho.
El fiscal señaló también como agravantes «la alevosía» por haber demostrado los imputados «un gran desprecio al bien jurídico más importante que prevé nuestro ordenamiento de fondo, es decir, la vida».
Al mismo tiempo, se conoció el testimonio de un vecino de los acusados, quien relató que hace varios meses, la propia Leonela Ayala había denunciado a su marido de haber «abusado sexualmente» de una hija de un matrimonio anterior de la mujer. De acuerdo con la declaración del vecino, la propia Leonela, horas después de su denuncia, en medio de gritos y llantos, cambió su versión porque la niña, de ocho o nueve años, «solo había sido sometida a sexo oral», hecho al que la hoy acusada «no consideró un abuso sexual». El delito no fue denuncia en ese momento.
El fiscal Carracedo recordó que la pareja acusada asesinó «a una menor, quien además (era) familiar directo -sobrina- de la imputada Ayala», lo que suma gravedad a la pena que se le puede aplicar cuando el caso llegue a juicio oral. El fiscal recalcó que los imputados «idearon un plan común para causar la muerte de la menor de 10 años, estrangulándola a lazo con una sábana, produciéndole una asfixia mecánica por comprensión cervical externa, lo que la llevó a su muerte». Además de fundamentar su acusación, Carracedo dijo que deben estar detenidos porque existe «peligro de fuga».
Por otro lado, en la causa prestó declaración un vecino de nombre Víctor Ariel Suárez, quien afirmó haber escuchado a Leonela Ayala, la tía de Sheila, detenida y acusada de ser co-autora del femicidio de la nena, «llorando y gritando» porque había sorprendido a su marido, Fabián Ezequiel González Rojas, «abusando de una nena». De acuerdo con esta declaración, la víctima del abuso sexual era otra niña y no Sheila. El testigo, un albañil de 34 años, que vive en Maestro Ferreyra 175, de San Miguel, en el mismo edificio, pero en otro piso, que habitaba la pareja imputada por el crimen de Sheila.
Según publica Página12, el episodio que narró Suàrez ocurrió hace unos «siete u ocho meses aproximadamente», entre la noche de un sábado y la madrugada del domingo, cuando él se encontraba solo en su casa, porque su esposa y sus hijas estaban visitando a unos parientes. En horas de la madrugada, cuando estaba durmiendo, se despertó al escuchar los gritos de una mujer que decía «abusó de mi nena, abusó de mi nena». El hombre salió de su casa para averiguar que pasaba y vio a Leonela Ayala, con su bebé en brazos, golpeando la puerta de la vivienda de Rosa Rojas, la tía de Fabián González Rojas.
Desde el lugar en el que se encontraba, el testigo le preguntó a Leonela quien era el abusador de la nena y ella respondió: «Fabián fue». La escena, según dijo Suárez, fue presenciada por otro vecino, Serafín Alvarez y por su esposa, llamada Marina. Ante tal situación, el declarante fue a golpear en la casa de Gisele Aguirre, prima de Fabián, a quien le pidió que fuera a ayudar a Leonela, que estaba en medio de una crisis. El testigo dijo que él trató de quedarse al margen de «este hecho tan complicado y familiar».
De todos modos, desde su casa, en la planta baja, siguió escuchando lo que estaba pasando arriba. Relató que «Leonela le decía llorando y gritando a Rosa y a Gisele ‘me desperté y Fabián estaba abusando de la nena». La mujer, ahora detenida y acusada de ser co-autora del homicidio de Sheila, «lloraba desconsoladamente», de acuerdo con el testimonio de Suárez. El declarante dijo que entró unos minutos a su casa y cuando salió, observó que había llegado también al lugar, Elsa Rojas, la madre de Fabián.
Suárez escuchó que todas las mujeres comentaban que «no sabían dónde se había metido Fabián», porque no lo encontraban por ningún lado, hasta que el testigo lo encontró en el estacionamiento del complejo donde viven todos. La primera que lo encuentra allí al hoy detenido es Elsa, su madre, quien le dice llorando «qué hiciste hijo», a lo que Fabián le respondió: «Me mandé una macana, llama a la policía que me lleve».
Por la tarde, el testigo le preguntó a Rosa qué había pasado con Fabián, si lo habían detenido, y que ella le contestó que «Leonela cambió de versión y dijo que Fabián no había abusado de la nena», hija de un matrimonio anterior, una niña que en ese momento tenía entre siete y ocho años.
Cómo Suárez insistió con sus preguntas, sorprendido por el cambio producido en lo dicho antes por Leonela, «Rosa le terminó confesando que Leonela le había dicho que no fue un abuso y que Fabián le había hecho practicar sexo oral» a la niña «como si eso no fuera un abuso sexual», motivo por el cual «el declarante insistió en que tenían que hacer la denuncia», que de haberse concretado entonces, hubiera evitado el calvario de Sheila y su familia. Según Suárez, él también le dijo a Rosa que había que denunciar a Fabián porque su presencia era «un peligro para todos los niños del barrio», pero el hoy detenido siguió libre, sin problemas.
Rosa, de acuerdo con el testimonio de Suárez, le respondió que «se había arreglado todo en la familia» y que el conflicto «quedaba así», cerrado. Sólo siguió «unos días», en «los comentarios» de los vecinos del barrio. Nadie, incluyendo al testigo Suárez, hizo denuncia alguna.
Ayer, por su parte, Yanina, la mamá de Sheila, declaró ante los periodistas que no cree en lo dicho por Leonela ante la Justicia, respecto de que ella no tuvo participación en el crimen. «Si hay un Dios justo, la van a pagar los dos», a la vez que pidió que se investigue si hubo otros cómplices de lo ocurrido. La mamá de la víctima estimó que lo ocurrido se debió a «los celos» que despertaba Sheila en sus tíos, porque la niña siempre estaba vestida «con ropas nuevas y cosas que ella (por Leonela) capaz que no podía darle a su propia hija». Agregó que Leonela «estuvo en todo momento con su marido» y por ese motivo «no se puede desligar del crimen». También calificó a Leonela de «cínica» por haber estado pidiendo por la aparición de Sheila «cuando ella sabía que mi hija estaba muerta».
(Fuente: El Patagónico)