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jueves, diciembre 12, 2024

Habló Fariña: «Me subí a la Ferrari y pensé que era Dios, pero era un boludo”

Leonardo Fariña, el financista exitoso y farandulero, casado con una modelo top y dueño a los 23 años de lo que para muchos era un modelo de vida exitosa, cayó en desgracia y hace dos años que está detenido en el penal de Ezeiza en una causa por evasión fiscal. Tras una largo silencio en prisión, Fariña finalmente decidió romper el mutismo y concedió una larga entrevista que se publicó en dos partes den el diario Perfil. Arrepentido, autocrítico y con la postura de un hombre que a los 27 años habla como si ya estuviera más allá del bien y del mal, el ex financista estrella admite haber hecho cosas reñidas con la moral pero que no constituyen delito. Luis Gasulla, el periodista que logró finalmente hacer hablar a Fariña, habló con Télam. «Yo empecé a buscar o moverme cerca del círculo de Fariña hace 6 meses, en un momento llegué a su abogada, Giselle Roble. Justo por esos días Fariña le da una nota a Luis Majul que terminó mal porque Fariña empezó a hablar de Stiuso y la nota se cortó abruptamente. La charlas con su abogada siguieron y en esta última semana ella lo convenció de que confiara en alguien para hablar. Así que tuve varias charlas telefónicas con él y terminamos concretando una extensa charla de 90 minutos que hicimos el sábado a la noche». Gasulla cuenta que Fariña decidió cerrar al máximo sus contactos, que se restringen a su padre y su abogada y que eso lo hace porque no quiere que la Justicia lo siga manteniendo detenido. «Cuando entré acá pensaba en cómo extrañaba la vida que tenía. Hoy me doy cuenta de que nunca tuve todo. Una Ferrari, una salida a la noche, la exposición, la farándula, no te hacen feliz. Tenes que saber manejar la abundancia. No supe. Eso no era la vida. Tengo ganas de ver a mi hijo y no puedo. Escucho a mi papá que está mal, viene una vez por mes con una bolsa de milanesas. Así le estoy haciendo pasar los últimos años de su vida. Es una vergüenza. El abrazo de un hijo no se compara con ningún auto. La salud de tu viejo, tampoco. Antes no disfrutaba las cosas importantes de la vida. No veía seguido a mi viejo ni a mi hijo. Era un egoísta. Pensaba en ser feliz de una manera equívoca». «Con 23 años me subí a una Ferrari y sentí que era Dios pero era un boludo. Hoy quiero ver a mi hijo, formar una nueva familia», cuenta un Fariña autocrítico y reflexivo en una entrevista en la que se arrepiente de casi todo, lo que incluye la famosa entrevista con Jorge Lanata hecha, según él cuenta, para forzar el pago de una deuda que Lázaro Báez tenía con él. «Debí haber tenido la valentía como hombre de ir a Río Gallegos a reclamarle la plata a Lázaro Báez. Pero me sentía más que Báez porque era el “pibe maravilla”, agrega. «Me sonó creíble», dice Gasulla. «Es un tipo que se dio cuenta que la vida no era manejar una Ferrari o estar con una de las mujeres más deseadas del país, la plata, los excesos, sino que la vida era poder abrazar a su hijo de 8 años o hablar con su padre que está muy mal de salud». Leonardo Fariña, crónica de la gloria y el ocaso de un hombre que dice que encontró la verdadera libertad estando preso.

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