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jueves, abril 18, 2024
¿Por qué hacían fotos a los muertos en el pasado?

¿Por qué hacían fotos a los muertos en el pasado?

Este tipo de imágenes fueron de lo más habitual desde mediados del siglo XIX hasta los años 80 del siglo XX. Y viene al caso la pregunta en el Día de los Santos Inocentes, en la Argentina, o Día de los Muertos, en otras partes del mundo. Esta conmemoración es desde el primero al 2 de noviembre. Un álbum de fotografías de difuntos es la pieza clave para que Grace (Nicole Kidman), la protagonista de la intrigante película de Alejandro Amenábar Los Otros, descubra que los tres sirvientes con los que convive están realmente muertos. En el film, el hallazgo resulta terrorífico para el espectador por la vuelta de tuerca que supone en la trama (no te la vamos a contar por si no la viste), pero este tipo de imágenes fueron de los más habitual desde mediados del siglo XIX hasta los años 80 del siglo XX. Fotografiar a los muertos era una parte más del rito funerario. Pero ¿con qué fin? Hoy en día, nuestra imagen está sobreexpuesta. Todo el mundo tiene una cámara de fotos o un celular o dispositivo que permite captar imágenes en cualquier lugar y momento, y subirlas a una red social en tiempo real, pero en aquella época hacerse un retrato estaba sólo al alcance de unos pocos. «Lo normal era que no hubiera otras imágenes del difunto antes de morir por lo que se realizaban in extremis para incluirlo en el álbum familiar, como un culto a la memoria», explicó al diario a ABC,es Virginia de la Cruz Lichet, doctora en Historia del Arte y autora del libro El retrato y la muerte. En el caso de los adultos, además podía cumplir otra función: demostrar el fallecimiento. «Como un documento notarial por temas de herencias o para demostrar los gastos del sepelio, especialmente si los herederos estaban disgregados», apunta la autora. Si el difunto era un niño o una persona muy joven, la razón de capturar su imagen para la posteridad tenía más que ver con obtener un recuerdo de su existencia. Por ello, estas imágenes tienen una escenografía más blanca y dulcificada que la de los mayores. En algunos casos, incluso, aparecen junto al bebé fallecido sus padres o sus hermanos, como si se tratase de una foto más del álbum familiar. De hecho, a mediados del siglo XIX, cuando comienza la tradición de la fotografía post mortem, es habitual disimular la muerte con una escenografía que les hiciera pasar por vivos: sentados juntos a otros familiares mirando a cámara, como adormilados en un sillón. «Se puede detectar por la posición de las manos, el cuello o los hombros. Están caídos, como un peso muerto y eso no se puede ocultar», apunta la especialista. Años más tarde, los escenarios de estas instantáneas, que preparaban con esmero los familiares del difunto, evolucionan, se hacen más evidentes y ya no pretenden ocultar el deceso. En el caso de los niños se intenta incluso divinizar el momento. Se coloca a los más pequeños en un altar y se les llena de flores y estampas religiosas, como si fueran ángeles. Lo cierto es que nuestros antepasados tenían una relación más natural con la muerte que nosotros. Fuente: http://www.diariouno.com.ar/mundo/Por-que-hacian-fotos-a-los-muertos-en-el-pasado—20131101-0017.html

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